martes, 5 de enero de 2016

¡INDESTINO!

Me adentré en las profundidades del limbo
allí donde no hay nada y nada esperas
vi entonces el camino polvoriento
cobijando mis temores del recorrido
no hay soldado ni trinchera
que evite tu pasar hacia el olvido.

Alguna vez, alguien
miró mis ojos
y descubrió mi alma
en soledad labriega
y preguntó en su silencio
¿qué quieres?
y contesté sin voz
pues, nada
hallar tal vez el rumbo
para cumplir mi meta.

Esa que sabes es solitaria
donde quieras que vaya
no habrá mano alguna
que desenrede esta madeja.

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