Sonrojada la piel entre las flores y mi miel,
y el rubor de mi latir en mi huerto y mi jardin
mis gasas blancas traslucian el ardor
sigilosa tu presencia yo senti
mi cintura hacia ti giró percibiendo tu calor
como un condor asaltaste mi sentir
te bebiste mis mieles, mis rocios
me llevaste a un frondoso resplandor
como un loco me besaste hasta los pies
y del cosmos un gemir pude sentir.
Mi sangre en un constante fluir
mis caminos insondables florecidos
buscan tu ser estrepitoso rito
donde cuerpo y alma han de fundir
un momento incandescente del morir
entrelazados besos que reviven el sentir.
En ti yo muero, en ti yo vivo
el placer de los dioses en el Olimpo.
Simple mortal que convierte en mujer
ofreciendo sus manjares en un mito.
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