Se me ocurren mares profundos
Sencillos alumbramientos
De temblores oscuros.
Enajenados pensares
Sigilosos, deslumbrados
Apesadumbrados y quejosos
Los humanos se abaten.
En el desdén
de soberbias y alusivas
Coplas de amores sombríos
Me pierdo en el alumbramiento
De un alabastros perdido.
Ni de
altas cumbres
Ni de bajos ríos
Si, de lejanos mares
Aquel errante
que busca
Morada fiel.
Su plumaje seda de cielo
Cubre cual manto, miel
Lo que ha de ser, aunque
Efímero, guardián del nido.
Más, en mis más intimo fuero
Moraleja del universo
¡Quien fuera alabastros diestro!
En su morada…quimera…
Lo perdurable, lo casi eterno.
En el pintor coloreando
Los bronces hombros de su musa,
Y en el poeta que duerme palabras
Que no destellan plumajes.
¡Oh! Alabastros errantes.
La magia se extingue
En arrebatos colosos.
Pero ésta pluma
Apretujada en mi alma
Tiene un enjambre de lluvias
Honduras de palabras que abrazan
Bella escultura en plena mar.
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