Para una muchacha con una flor
Le escribieron desde niña
Cuando aún subía a su árbol
Con sus cabellos trenzados
Con lana enrojecida.
Su rostro de porcelana
Cual Pierrot pero sin lágrima
Guardaba su sonrisa
Enmarcada, timidez huidiza
De muchacha solitaria.
Sus ropas de muselina
Con florecillas del alba
Copiaban su figura
De muchacha delgada.
Su abuela Petra
La vestía con ropas viajadas
Que cruzaron el mar
Con una historia de pana.
Aquel día recibió un sobre
Con un poema embebido
Del aroma de las flore
Y ella se volvió guirnalda.
A esa muchacha aún le escriben
Versos amanecidos
Versos que la desgarran
Le quitan la postura
y en su aura de muchacha
le llueven plumas
le crecen alas.
Ella no cree en los versos de Neruda
A quien le gusta la mujer callada
Ella no habla pero escribe
Versos de enamorada.
Esta muchacha tiene una flor en la mano
Y su infancia esta en su fuero mas intenso
Porque le siguen lloviendo
las notas de una guitarra
en un amanecer cualquiera
en una calle de tierra
una mañana de sol
que a ella la despierta.
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