No
se me van los recuerdos del alma
En el
migrar de la gente
Buscando
afanosamente
Los lugares
de la cumbre.
Tuve
en mis manos un libro
Como
un corazón abierto
Que en
mi mochila siempre llevo.
Por
qué?
Siento
que sano
Mis rasguños
viejos.
Huele
a río, a familia
Huele
a árbol que contiene
Que sostiene
con bravura.
Y la
Cumbrecita
Las sierras tapizadas
De neblina
Formamos
un equipo.
Así pasé mis días
Solitaria
siempre
Y una
endeble compañía
Un libro
que puso el pecho
Y que
también dio la vida.
Con
mi afecto, desde Córdoba y sus Sierras
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