sábado, 11 de abril de 2015

El invierno y tus labios


Se desplaza lentamente el viento frío
las congojas ya son eslabones perdidos
porque te has quedado en mi sangre
como un verano  en mi corazón encendido.

Tu corriges las fases de la luna alumbrada
y aquellos renglones en blanco de toda una vida
florecen como guirnaldas húmedas y cálidas
en mis colinas lejanas y sombrías.

Eres el sol, lejano , mi medio día
entibiando  mis espacios, mis recorridos
y añoro con desvelo tu rostro, mi desvarío.

Aún así los recuerdos se acomodan
y tengo tus labios, siguen siendo mios
como el beso profano al mío tejido.

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